Los siete magníficos (2016) una crítica de Alberto Carpintero | alberto@planeta5000.com

LOS 7 MAGNÍFICOS.

Después de tropecientas adaptaciones, tanto legales como apócrifas, del clásico de Kurosawa, Los siete samuráis, la nueva visión presentada no resulta para nada desastrosa, como podría esperarse. Ni mucho menos. Todos los aspectos de esta actualización resultan acertados, desde el brioso director Antoine Fuqua —mercenario/autor del nuevo Hollywood, capaz de marcar su estilo hasta en el más caro e insustancial blockbuster—, hasta su más que interesante guión —firmado por Richard Wenk (16 calles, Los mercenarios 2) y Nic Pizzolatto (True Detective), curiosa combinación—, pasando por un reparto plagado de grandes actores, algunos de los mejores del momento. Todo ello construye una película que no sorprende, pero que en todo momento entretiene y, en ciertos puntos álgidos, emociona.

La historia es bien conocida; un pueblo asediado por bandidos pide ayuda y solo la recibe de siete hombres “magníficos”, siete asesinos que pueden enfrentarse a cientos de pistoleros, derrotarlos y liberar la afligida aldea. La historia original de Kurosawa transcurría en el Japón feudal pero igualmente ya tenía muchos elementos del western americano, que tanto amaba el nipón. Seis años después de su paso por el festival de Venecia, alzándose con el galardón de Mejor Director, y su éxito a nivel mundial, se realizó el remake oficial que da origen a este otro remake actual que ahora nos ocupa, Los siete magníficos (John Sturges, 1960). Revisión de la historia con una considerable reducción del metraje —la japonesa duraba casi cuatro horas— y anclada en el contexto que más le favorecía y del que siempre parecía haber formado parte —el oeste americano— la versión de Sturges resultaba un fantástico entretenimiento para toda la familia, con una banda sonora inmortal de Elmer Bernstein y varias de las estrellas que más brillaban en ese momento: Yul Brynner, Steve McQueen, Charles Bronson, James Coburn, Robert Vaughn...

Pasaron los años y tras tres secuelas oficiales y otros tantos remakes inconfesos —incluyendo la “pixeriana” Bichos (1998)— nos llega su última versión en un momento en el que el western ya no está de moda, salvo si lo hace Tarantino, claro.

Lo más importante de esta nueva entrega sin duda es el gran trabajo que ofrece el reparto. Es lo que la eleva de ser una cinta más a ser una buena película comercial. Denzel Washington preside el grupo de “magníficos” y, valga la redundancia y la coña, está magnífico, pero por algo es uno de los actores más solventes y sobrios de la actualidad —hablo de Hollywood exclusivamente—. Está secundado por Ethan Hawke, que siempre nos gusta haga lo que haga; Chris Pratt, que está luchando por ser el nuevo Harrison Ford, tanto por calidad como por carisma y que le da un punto cómico ridículo a la historia como en su día lo hizo Toshiro Mifune en su grupo de samuráis; Peter Sarsgaard, malo malísimo, histriónico pero efectivo; el coreano Byung-hun Lee, que aquí luce poco pero que no podemos olvidar que es el prota de uno de las mejores thrillers del siglo, I saw the devil; el mejicano Manuel García Rulfo; el indio Martin Sensmeier; una genial Haley Bennett, que sin pertenecer al grupo de “magníficos”, hace y brilla más que varios de ellos; y un enorme —en todos los aspectos— Vincent D'Onofrio, que construye un personaje único y fascinante.

Toshiro Mifune en Los siete samuráis (Akira Kurosawa,1954)

La historia como ya he comentado no es original y, dentro de ella, lo que está mejor es la presentación de cada personaje, como siempre. Una vez se plantea todo entra en juego la acción pura y dura y esto puede resentir el ánimo de los espectadores que esperan más contenido dramático, pero al fin y al cabo es una película de acción, que sabemos que finalizará con un enfrentamiento épico entre ambas partes, simple y llanamente, con la justa violencia para no ser prohibido en salas y con la cantidad necesaria de espectacularidad, que incluye explosiones, tiroteos, exageradas caídas de especialistas y demás trucos clásicos.

Es un placer que sigan surgiendo películas así, que nos remiten al Hollywood dorado y a su más preciado género: el western.

TRAILER LOS SIETE MAGNÍFICOS

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