Elle (Paul Verhoeven, 2016) una crítica de Alberto Carpintero | alberto@planeta5000.com

ELLE

Una mujer es violada en su propia casa. A raíz de este hecho asistimos al universo que la rodea, desde lo superficial hasta lo más profundo y oscuro.

Paul Verhoeven, director de la cinta, ya nos había demostrado sus dotes para explorar los bajos instintos humanos en casi toda su filmografía, desde sus primeras películas holandesas hasta sus grandes proyectos de estudio en Hollywood. Muchos recordarán Robocop (1987), Desafío total (1990) o Starship Troopers (1997) y se darán cuenta de que, aparte de la espectacular acción, estas cintas están bañadas de una violencia considerable, visceral y autoparódica, una crítica brutal al sistema y un humor negro, negrísimo. Esto se palpa más en su primera etapa, en películas como Delicias turcas o El cuarto hombre, y en aquélla otra que hizo en España, al estilo Conan pero mucho más salvaje y grotesca, titulada Flesh and Blood(1985), cuya traducción literaria es “Carne y Sangre”, haciendo clara referencia a su esencia misma de sexo y violencia, pero que aquí, por nuestros lares, se dio a llamar Los señores del acero. Los placeres de la carne que esa cinta refleja, combinados con la violencia, están también en toda su obra. Recordemos, aparte de las mentadas, las sexuales Instinto básico y Showgirls.

Pues este señor Verhoeven, a sus 78 años, esta vez desde Francia, nos deslumbra con su estilo intacto, inmaculado, como si toda su filosofía y talento se hubiesen conservado en el mejor de los formoles, pues Elle es una obra poderosa, llena de brío y matices, un claroscuro retrato de una familia desestructurada, en la que por momentos podemos identificarnos, aunque todo esté llevado al extremo.

Y la gran estrella de la función no es otra que Isabelle Huppert, una de las diosas del cine europeo y mundial, que en cada nueva película nos deslumbra y enamora. En Elle interpreta a un personaje ambiguo como pocos; más que ambiguo, complejo. Una mujer que parece disfrutar con las humillaciones, físicas y psicológicas, o por lo menos tiene que soportarlas, o su vida entera se desmoronaría. Sobre sus hombros lleva fantasmas del pasado, líos de faldas que implican a maridos de amigas, un hijo con pocas luces, maltratado por su novia, una madre moderna y alocada, rebeliones en el trabajo y, por si fuera poco, una violación y un acoso constante por un desconocido. Demasiado peso para una sola persona, que muchas veces halla la salida simplemente dejándose llevar, como cualquier ser humano. Pero la película es esto y mucho más. Es un continuo escarbar en los trapos sucios de la alta sociedad, donde todo es apariencia y buen gusto en la superficie, pero los sótanos están enfangados, repletos de miserias y perversiones. Y parafraseando a un personaje de la cinta, cuando habla de su caldera, “hace mucho ruido, pero si se cierra la puerta, no se escucha nada”. Si la puerta del sótano está bien sellada, no tiene porqué olerse la mierda que hay en su interior.

Esta maravillosa película está hecha para los que apuestan por un cine fuerte, sin concesiones, repleto de humor hiriente; para los que les gusten las películas que remueven la conciencia y el estómago, que dejan un poso agridulce. Esas películas que cuando acaban no se te van de la cabeza en varios días y que generan largas charlas con los amigos. Películas de las que ya casi no se encuentran.

TRAILER ELLE

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